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Verona... la ciudad del amor que me enamoró.

  • Foto del escritor: Verónica B.
    Verónica B.
  • 17 jul 2019
  • 4 Min. de lectura

Italia siempre me ha dado razones para ir a visitarla desde que tengo memoria: mi padre, que sabe italiano y estuvo unas semanas trabajando en Padova (ciudad que también visitamos en este viaje) siempre ha contado lo buena que estaba allí la comida. Mi madre, apasionada del arte como yo, siempre ha hablado de Italia como algo maravilloso, etéreo. Mi amor por los idiomas, siempre queriendo conocer algo nuevo de cada uno, me ha llevado siempre hacia el italiano; un idioma que suena bien no importa qué te estén diciendo, un idioma que algún día crecerá en mi.

Cada persona que conozco y me habla de Italia coincide en que cada rincón es arte en sí mismo y es un sitio al que todos volverían.

Una mañana de enero, mirando vuelos con mi padre, se me ocurrió mirar en Italia y proponer a mis amigos un viaje a Verona. Sabía que no se iban a negar, así que ahí empezó nuestra búsqueda de vuelos, alojamiento y transporte.

El viaje consistió en ver 3 ciudades del norte de Italia: Verona, Padova y Venezia. Dedicándole a Verona 1 día y medio y a las otras ciudades, 1 día.

¿Por qué elegimos Verona?

Además de pensar en algunos de mis amigos, que ya habían estado en otras ciudades de Italia, al ver fotos de esta ciudad y su localización (cerca de Venezia) la hacía la ciudad perfecta para pasar unos días en febrero.

Nos alojamos en Re Lear B&B and Holiday Apartments Verona, un cuco apartamento en el corazón de la ciudad, a 2 minutos del centro. En las fotos parecía demasiado mono para ser real, pero así era cuando llegamos. El precio por noche osciló entre los 16/17€ y el apartamento consistía de 2 camas dobles, una individual, baño con ducha, salón y cocina.

Lo primero que visitamos al llegar fue una pizzería, en concreto la Peperino Pizza & Cucina Verace, situada al lado de la Arena de Verona. Las pizzas están entre los 7 y 10€ y, al estar hechas al horno de leña, estaban deliciosas. Os dejo una foto más adelante en la que se os va a caer la baba seguro.

Para venir a Italia recomiendo tener una buena vista (o, en su defecto, unas buenas gafas de vista o lentillas) y estar en forma, ya que hay muchas cosas para ver y, generalmente, poco tiempo. En cuanto a monumentos, Verona tiene bastantes, pero el verdadero encanto de la ciudad se encuentra al perderse por sus calles llenas de color. Las siguientes visitas son o-bli-ga-to-rias si tenéis la suerte de visitar la ciudad.


  • Arena de Verona: este precioso anfiteatro romano construido en el 30 d.C. está muy bien conservado y se encuentra en el centro de la ciudad, al lado de la pizzería Peperino y la Piazza Bra, una plaza con mucho ambiente y cafeterías. La entrada son 7,50€, pero si vais el primer domingo de cada mes es gratuita.

  • Castel San Pietro: este es el mejor sitio para tener una vista en forma de postal de la ciudad y es perfecto durante el atardecer. Todavía recuerdo el momento en el que estuve sentada en la cornisa, admirando la ciudad y veo cada detalle de sus calles, sus iglesias, sus torres, su río...

  • Iglesias y Catedral de Verona: en Italia, es imprescindible visitar cada una de las iglesias que nos vamos encontrando por el camino, ya que las obras de arte que hay en ellas son espectaculares. Los edificios de las iglesias también son muy bonitos y monumentales. La entrada a las iglesias es gratuita, pero para la catedral hay que comprar entrada (6€)

  • Casa de Julieta: como no, estando en la ciudad del amor y de los trágicos amantes de Verona, la casa de Julieta era una visita obligada. Lo que más nos gustó no fueron las habitaciones en sí, sino todos los mensajes en las paredes de esta que se dejan los enamorados cuando visitan Verona. También hay una escultura de la mismísima Julieta, a la que dicen que si le tocas un pecho, te trae el amor verdadero... ¡Nosotros probamos suerte! La entrada son 7€.

En Verona, como ya he dicho antes, lo que de verdad gusta es adentrarse por sus calles, dar un paseo tranquilamente por el río observando el paisaje y los puentes de piedra, pasear por el Castelvecchio sintiéndote una princesa en otra época, tomarse un helado 100% italiano como el de Tiramisú...

Realmente puedo decir que es la ciudad del amor y es que el ambiente romántico que se respira no me abandonó en todo el viaje, el color del cielo combinado con los edificios le daba un aura cálida y acogedora, pero también te invitaba a ver rincones de la ciudad no tan cálidos y llenos de gente, te invitaba a buscar entre los recovecos la instantánea perfecta.

Quizá haya sido Verona quien haya empezado todo esto porque, aunque desde siempre he tenido la oportunidad de viajar, han sido pocas las veces que me he sentido tan feliz como en este lugar. Quizá fue la comida, que no importara donde fuésemos estaba deliciosa; quizá fueron esas calles llenas de encanto en cada lugar, llenas de gente propiciando un ambiente genial; quizá fue el arte, que no me permitía quitar los ojos a todo lo que estaba viendo o quizá fue la compañía, que no podía ser mejor.

Verona siempre estará en mi corazón y sí, es cierto que es la ciudad del amor, porque es imposible salir de allí sin estar completamente enamorada y querer volver siempre a ella.

Espero que ahora, con las fotos, os podáis acercar a esta ciudad maravillosa y espero que la visitéis y quedéis enamorada como yo quedé. Os subo esta entrada, que para mí es especial, unas horas antes de hacer uno de los grandes viajes de este verano y es que... ¡me voy a Marruecos! Os contaré todo sobre uno de los sitios a los que más ganas tenía de ir en las siguientes entradas.

¡Gracias por leerme! Nos vemos en la siguiente.

 
 
 

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©2019 by Verónica B. 

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